Cuando llevas el gol en la sangre. Con pasado blanquiazul, David ha sido desde bien pequeño la pesadilla de todos los porteros a los que se ha enfrentado. Un delantero habilidoso que bien es capaz de acabar la jugada como de crearla él mismo con regates impensables.

¿El secreto? Entrenar cada día como si fuera el último en un ejercicio de autosuperación constante.